Aquí os dejo la traducción de un artículo que me ha gustado mucho de Female Supremacy. Agradecer a “g” la traducción. Good boy!
De hecho, las hay. Siempre he pensado que las hay. Actualmente, mi Dragón está teniendo algunas dificultades por no entender que hay diferencias entre una relación Dómina/Sumiso y una relación Ama/Esclavo.
Nota: A pesar de que puede que no encaje en esta revista en particular, presento este artículo que descubrí en mi búsqueda para intentar definir la diferencia entre los dos. Voy a escribir sobre la diferencia entre una Dominante y una Ama, ya que también son dos conceptos diferentes . Y tener una relación Ama / Esclavo NO significa que la Ama sea una sádica, ni que el esclavo sea un masoquista. Para facilitar la lectura, he marcado en rojo / azul las palabras “esclavo” y “sumiso” por separado, para no causar ninguna confusión.
Muchos se preguntan si los esclavos existen realmente. En la forma en que el diccionario y la historia definen la esclavitud, no existen en la mayoría de los países modernos. (Aunque hay alguna discusión que todavía existen en secreto círculos esclavistas). En los países civilizados la mayor parte de la gente está generalmente de acuerdo en que la propiedad legal de otro ser humano es inmoral y eso lo hace ilegal. Sin embargo, en el mundo del BDSM, se puede encontrar que algunas de las personas involucradas se llaman a sí mismas con muchos y diferentes términos; Uno de ellos es el término “esclavo”. Por supuesto, esto a menudo plantea la cuestión de en que se diferencia un esclavo de un sumiso.
Esta pregunta a menudo es recibida con total hostilidad, con incredulidad sobre la existencia de esclavos y con la idea de que las palabras esclavo y sumiso (como sustantivos) son términos intercambiables dentro del contexto del BDSM. Muchos no estarán de acuerdo con ninguna de estas ideas, y yo soy una de ellas. He pasado mucho tiempo hablando con los esclavos en un sincero intento de entenderlos mejor a ellos y a su elección de esta forma de vida, y de juzgar por mí misma si esta es o no una variación saludable de la vida BDSM.
A la pregunta de si existen o no esclavos dentro de BDSM, yo digo que sí. Pueden que no sean el grupo más numeroso, pero hay bastantes. ¿Los esclavos son diferentes a los sumisos? Una vez más, mi respuesta es sí. Los esclavos tienden a diferenciarse de los sumisos por su forma en pensar y actuar, por la manera de someterse y por sus expectativas.
Un esclavo tiende a pensar más en blanco y negro. Tiene muy poco margen de maniobra o grises intermedios en sus opciones de vida. Tampoco parecen esperar mucho margen de maniobra en las reacciones de su dominante. Quiero decir, que si un esclavo se siente enfermo y por eso no completa todas sus tareas cotidianas, esperará que el dominante reaccione con el castigo habitual.
Un sumiso puede estar más inclinado a esperar clemencia del dominante porque estaba enfermo. Un esclavo piensa en que es poseído, más que en someterse. Para ellos, llevar el collar significa que son una propiedad, y a menudo esto se traduce en la declaración de que no tienen “derechos” “elección” u “opción” para dejar la relación si ésta va mal. Esto no significa que un esclavo acepte una relación abusiva, aunque sus límites de tolerancia para lo que es abusivo y lo que no parecen ser más altos que los de un sumiso.
Esta creencia en la propiedad deriva de un fuerte compromiso tanto a nivel emocional como mental hacia el dominante. Hay un nivel de aceptación de la conducta dominante que puede ser más intensa y amplia de lo que muchos sumisos permitirían. Por ejemplo, cuando un dominante quiere introducir a un tercero en la relación.
Un sumiso puede exigir que se cumplan ciertos criterios antes de permitir (sí, permitir) que esto ocurra, mientras que un esclavo puede decir: “No es asunto mío; si esto es lo que el Amo quiere, que así sea” y aceptará tranquilamente este nuevo cambio. Algunos, consideran que este tipo de proceso mental es incorrecto o que, de alguna manera, es provocado por el abuso, pero esto no es necesariamente cierto.
Un esclavo se nutre del hecho absoluto, de que, literalmente, no tienen control sobre la relación o sobre lo que ocurrirá dentro de ella, mientras que un sumiso a menudo conserva cierto nivel de control en la relación. El proceso mental se centra únicamente en lo que haría más feliz al Amo / Ama y en cómo el esclavo puede agradarle más. Los sumisos tienden a pensar en sí mismos y en su propio placer, además del de su dominante.
Los esclavos se esfuerzan mucho en ponerse en segundo plano en todas las cosas y en poner a su propietario en primer lugar. Para ellos, es lo que conlleva ser un esclavo y someterse completamente. Los esclavos ponen mucho esfuerzo en lograr una paz interior con su posición elegida. Con esta paz viene la aceptación de sí mismos, y un tranquilo sentimiento de satisfacción. Perciben el orgullo, la arrogancia y otras emociones parecidas como negativas e inapropiadas para un esclavo.
El comportamiento de un esclavo también es diferente al de un sumiso. Si escuchas a los esclavos hablar de su comportamiento (o los observas), a menudo hablan de estar aceptando tranquilamente, controlándose a sí mismos en todo momento, manteniendo la forma y otras cosas semejantes. Parece que se pone más énfasis en el comportamiento del esclavo en todo momento, con menos margen de maniobra. En muchas relaciones de esclavitud, el esclavo debe usar un título honorífico en todo momento, y no concibe llamar a su Amo / Ama con cualquier otro nombre.
La mayoría de los esclavos consideran que gritos, berrinches, ataques, o cualquier otro comportamiento fuera de control por su parte es reprensible y merecedor de un severo castigo. Los esclavos ponen mucho énfasis en su comportamiento y en cómo reaccionan ante su dominante. Mantienen un alto nivel de autocontrol.
Se obligan a sí mismos a tener un comportamiento tan agradable como sea posible.
No encuentran ocasión para un comportamiento provocativo, para cualquier forma de “dominar desde abajo”, ni para manipular al dominante de cualquier otra forma. Ellos ven la provocación como un “dominar desde abajo”, y el lloriqueo, el engatusamiento o la súplica después de la negación inicial, como un comportamiento manipulador que se centra en las necesidades / deseos del esclavo en lugar de las del dominante, y por lo tanto no son comportamientos apropiados.
Ellos se disuaden de cualquier comportamiento que perciban como diseñado para obligar al dominante a satisfacer una necesidad del esclavo, en lugar de que el esclavo se centre en las necesidades del dominante. Un esclavo se esforzará por la perfección en la realización de todas las tareas que su Amo / Ama les encomiende, mientras se mantiene atento a cualquier cosa que aunque no se le dijo específicamente que hiciera, piensa que sería del agrado de su dueño.
Un esclavo debe ser muy autosuficiente y capaz, ya que a menudo se pone en él mucha responsabilidad. Los esclavos a menudo sienten que no deben ser administrados al detalle por su dominante, porque esto no es agradable, a menos que, por supuesto, al dominante le guste hacerlo.
Un esclavo se comportará con el máximo respeto en una situación formal, y con tanto respeto como cualquier situación lo requiera. (Por ejemplo, los momentos de tranquilidad en casa puede que no requieran un protocolo tan estricto como una parte fiesta formal). En ningún modo este énfasis en el comportamiento significa que un esclavo no pueda bromear, divertirse, o contar chistes.
Muchos esclavos hacen estas cosas. Pero lo hacen siempre atentos a la reacción del dominante y cuidando de no ser hirientes o demasiado sarcásticos. A menos que, por supuesto, al dominante no le guste este tipo de comportamiento, en cuyo caso el esclavo hará todo lo posible por reducirlo. (Cosa que puede ser muy difícil, y en mi opinión poco saludable, para alguien que tenga un sentido del humor muy juguetón como parte inherente de su personalidad).
Así que por favor, no uséis este artículo para decir que los esclavos no son juguetones, ni tienen sentido del humor ni nada por el estilo porque, simplemente, no es cierto. Los esclavos tienen la misma variedad de personalidades que todos los demás, y los disfrutan como cualquier otro.
Pero los esclavos tienden a ser mucho más conscientes que algunos sumisos de los límites del dominante a estas actividades. Tampoco utilizan su juguetón sentido del humor (si lo tienen) para tentar al dominante a jugar con ellos, a menos que al dominante le guste de este tipo de juego de rol. Básicamente, adaptan sus comportamientos a lo que el dominante prefiere y con los que se siente más cómodo.
Las expectativas que el esclavo tiene del dominante y de la relación a menudo son muy diferentes de las de un sumiso. Un esclavo no espera que se cumplan sus deseos más allá del soporte a sus necesidades vitales. Cuando su dominante hace algo por ellos, lo ven como un regalo, no como una obligación. Los esclavos tienden a ver las cosas que muchos sumisos esperan de una relación, como un lujo no como una obligación.
Esto no significa que un esclavo acepte ser maltratado o tratado como si fuera inútil durante largos períodos de tiempo, solo significa que no esperan todos lo que otros esperan de sus relaciones (como abrazarse cuando lo piden, hablar siempre que quieren hablar, dormir en una cama, etc). Los esclavos esperan que su relación sea difícil a veces y que su sumisión no sea siempre fácil.
Esperan que se les pida o se les ordene hacer cosas de las que no necesariamente podrán disfrutar porque su enfoque no está en su disfrute o placer, sino en el de su dominante. Esperan ser tratados como esclavos y no mimados o consentidos. Esperan ser forzados a superar sus límites y a que esos límites sean superados. Esperan satisfacer las necesidades de sus dominantes en todo momento y que su dominante no acepte ninguna manipulación ni desobediencia.
Esperan ser usados en todas sus habilidades e incluso entrenados (o enseñados a través de la educación, etc.) para ampliar sus habilidades de modo que satisfagan las necesidades de sus dominantes. No esperan ser consultados en cada decisión, ni que se les pida siempre su opinión, ni cosas similares.
Esto no significa que esperen ser ignorados o tratados como si no importaran, no esperan que esto sea parte normal de la relación, y la mayoría dicen que sus dominantes les piden sus pensamientos, opiniones, sentimientos y otros, y que a menudo los toman en consideración al tomar sus decisiones.
Un esclavo se somete de manera diferente a un sumiso. Los esclavos no imponen límites a las actividades de sus dominantes. Un sumiso a menudo tiene límites que su dominante no puede cruzar en absoluto, y otros límites que pueden ser superados previa negociación. Un esclavo no tiene ninguno; no dirá que el dominante no puede hacer cierto tipo de juego o usar un instrumento específico.
Al principio de la relación (preferiblemente antes de la imposición del collar) puede decirle al dominante que no le gustan ciertas actividades o instrumentos, pero no prohibir al dominante usar / hacer esas cosas. Esperan que se les pida que hagan cosas que no les gusten especialmente, y lo consideran parte de la sumisión porque para ellos la sumisión no consiste en agradar al esclavo, sino en agradar al dominante.
La mayoría de los esclavos dirán que, debido a esto, es imperativo que el esclavo opte por someterse a un dominante cuyos gustos / o no gustos sean cercanos a los suyos y por lo tanto no se les pedirá u ordenara hacer algo a lo que se opongan totalmente.
Pero incluso entonces, el esclavo esperará que estos límites puedan cambiar con el tiempo y aceptarlo si ocurre. Un esclavo no cree que pueda dejar la relación. Algunos creen que una vez que llevan el collar es para toda la vida y no solicitarán la liberación, incluso si sienten que sus vidas están en peligro o están siendo mentalmente / emocionalmente dañados.
Sin embargo, muchas relaciones con esclavos tienen regulada la liberación del esclavo si el esclavo realmente la desea. Algunos esclavos creen que un esclavo no se puede abusar de ellos, porque el dominante no tiene límites sobre lo que puede hacerles, y si el dominante elige actuar de manera abusiva, entonces esa es su elección. Sin embargo, esto no parece ser la creencia mayoritaria, aunque también existe.
Muchas de estas diferencias se superponen, y son aplicables también a los sumisos. Sin embargo, existen en conjunto para la mayoría de esclavos con los que he entrado en contacto. En mi opinión, un esclavo no es mejor que un sumiso, simplemente es diferente. Algunas de estas características, o incluso todas ellas, pueden existir en un sumiso,. El principal factor de separación entre los dos parece estar en el tema de los límites dentro de la sumisión. Un esclavo no establece ninguno, un sumiso lo hace. La palabra que uno usa para describirse a sí mismo sigue siendo una cuestión de elección personal, y mi intención con este artículo no es decir lo contrario.
Mi intención es ayudar a los demás a entender mejor a los esclavos y a no mirarlos como robots o felpudos sin sentido, porque esos dos términos no encajan con la gran mayoría de ellos. Si ser o no ser un esclavo es una forma de vida saludable es una cuestión de preferencia personal. Creo que puede ser una opción muy saludable, aunque otros no están de acuerdo.
Como cualquier relación donde el equilibrio del poder reside en que una persona lo ejerce sobre otra, puede haber abuso. Pero no veo ninguna razón para decir que esté más extendido entre esclavos que entre sumisos, o en el bdsm en general.
